¿Alguna vez has escuchado que para que no se caiga una construcción debes hacer un pacto con el diablo? Cuando mi hermano estudiaba la carrera de Arquitectura, una vez escucha decir a mi madre esta leyenda pero nunca le había tomado importancia.
Hoy, en pleno Día de la Santa Cruz te quiero compartir esta leyenda que ha pasado de generación en generación y que a pesar de que hay muchas versiones todas coinciden en el mismo pacto.
“Un arquitecto debe bautizar con sangre una construcción”.
¿Qué dice la leyenda?
Se dice que para que una construcción no se caiga, el arquitecto debe bautizar con sangre la construcción. Esto quiere decir que debe escoger unas almas para dárselas al diablo y así su construcción quede en pie, pero ¿cómo haría esto posible?
Cada 3 de mayo se celebra el Día de la Santa Cruz y aquí es donde arquitectos, ingenieros y albañiles hacen una gran fiesta en donde hay vino, comida y juegos de azar, se dice que cuando el arquitecto se va, encarga a sus empleados poner borrachos a los albañiles y enterrarlos vivos en los cimientos de la construcción, eso sí, enterrarlos de pie como símbolo de que ellos serán los que sostendrán la construcción.
Parecería una historia sacada de la manga pero hay algunos mitos que comprueban esta teoría, y uno de los más famosos, es la construcción del estadio Azteca.
Un habitante del sur de la CDMX, asegura que es una leyenda que todos los albañiles con los que ha convivido la conocen, todos con matices y elementos de la historia diferentes. Según le narró su padre, por orden directa de los arquitectos Pedro Ramírez y Rafael Mijares varios albañiles y ayudantes de albañiles fueron enterrados vivos en las fosas que dieron lugar a las columnas del coloso de Santa Úrsula.
Los arquitectos acudieron a este pacto con el diablo, supuestamente muy conocido en el gremio, a fin de que su obra se mantuviese firme durante décadas, tal como sucedió con el Azteca. Al ser gente de escasos recursos la “elegida” para reforzar los cimientos, nadie se preocuparía por ellos ni reclamaría su desaparición.
Esa fue la historia que su padre le contó, pero escuchó muchas otras versiones de sus colegas. Como que fue en realidad un grupo de albañiles el que organizó los sacrificios para proteger la edificación, que fueron puros hombres los sacrificados, o que sólo murió una persona y por las noches su alma vaga por los alrededores del estadio.
Vía Hola Atizapán
¿Será verdad, será mentira?
No lo sabemos, pero siempre es mejor estar a la expectativa porque uno nunca sabe.