Cuando piensas en arquitectura y música, probablemente no los relacionas de inmediato. Uno se construye con planos, concreto y estructuras físicas; la otra fluye por el aire, intangible pero profundamente emocional. Sin embargo, estas dos disciplinas creativas tienen más en común de lo que imaginas. Hoy, en Nosotros los Arquitectos, exploramos las similitudes entre la música y la arquitectura que no solo te sorprenderán, sino que podrían inspirarte en tu próximo proyecto.
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Ritmo: El compás que da orden
Así como en una composición musical el ritmo define la secuencia y el flujo de las notas, en la arquitectura el ritmo se manifiesta en la repetición de elementos como columnas, ventanas, luces o estructuras. Un edificio como la Ópera de Sídney, por ejemplo, parece una sinfonía visual gracias a su secuencia armónica de formas.
En ambos casos, el ritmo crea orden, marca una narrativa visual o sonora, y genera una sensación de continuidad o pausa. Tanto el arquitecto como el músico deben considerar el ritmo como un factor fundamental para conectar con su audiencia o usuario.
Proporción y escala: Armonía matemática
Tanto los compositores como los arquitectos trabajan con proporciones para lograr equilibrio. En la música, esto se traduce en escalas, armonías y acordes que siguen patrones numéricos. En la arquitectura, lo vemos en la aplicación de la proporción áurea, en estructuras como el Partenón o muchas catedrales góticas.
No es casualidad que Le Corbusier, uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX, haya desarrollado un sistema de medidas basado en las proporciones humanas llamado Modulor, inspirado en parte por la armonía musical.
Emoción y narrativa: Más allá de lo tangible
Una buena canción te hace sentir algo. Te transporta, te conecta, te transforma. Lo mismo sucede con los espacios bien diseñados. Un museo, una iglesia o una casa pueden evocar emociones como paz, admiración, nostalgia o energía, dependiendo de cómo estén construidos.
Échale ojo: ¿Cómo hacer un plano arquitectónico?
La arquitectura, al igual que la música, cuenta una historia sin palabras. Es capaz de generar atmósferas, marcar ritmos de movimiento y guiar al usuario de manera intuitiva, igual que una melodía lleva al oyente por diferentes emociones y tonos.
Composición: Creatividad con estructura
Tanto la música como la arquitectura requieren una estructura lógica, pero al mismo tiempo necesitan espacio para la creatividad. El plano arquitectónico y la partitura musical son el inicio de una creación que debe combinar técnica, intuición y arte.
Frank Lloyd Wright solía decir que “la música es líquida arquitectura y la arquitectura es música congelada”, una frase que resume perfectamente cómo ambas disciplinas se construyen a través de la composición.
Materialidad vs Instrumentación
En arquitectura se trabaja con materiales: concreto, vidrio, madera, acero. En la música, los instrumentos son la materia prima: cuerdas, viento, percusión. En ambos casos, el creador elige y combina estos elementos para dar forma a su visión.
Por ejemplo, así como el tipo de madera afecta el sonido de una guitarra, el uso de distintos materiales en un edificio afecta su acústica, iluminación y sensaciones térmicas. Todo está interrelacionado.
Arquitectos que se inspiraron en la música
Algunos arquitectos han llevado esta relación al extremo. Daniel Libeskind, por ejemplo, diseñó el Museo Judío de Berlín inspirado en la música de Arnold Schönberg. Y Zaha Hadid diseñó una serie de escenografías para la ópera que luego influyeron en sus obras arquitectónicas.
Incluso existen compositores que han creado piezas musicales basadas en la arquitectura de ciertos espacios. En esta relación bidireccional, cada arte alimenta e inspira a la otra.
¿Por qué esta comparación es relevante para ti como arquitecto?
Entender estas similitudes puede abrir tu mente a nuevas formas de diseño. Puedes experimentar con ritmos visuales, usar proporciones armónicas o pensar en la experiencia sensorial de un espacio como si fuera una sinfonía.
Además, si trabajas en diseño acústico, iluminación o incluso paisajismo, la música puede ofrecerte una base conceptual increíble para innovar.
Ya para terminar: Lo que aprendí de papá para ser un gran Arquitecto
La música y la arquitectura no solo comparten un enfoque artístico, sino también estructuras matemáticas, narrativa, emoción y ritmo. Ambas disciplinas están hechas para ser vividas y sentidas, y su unión puede dar lugar a espacios más humanos, envolventes e inspiradores.
La próxima vez que diseñes un espacio, pregúntate: ¿Qué canción sería? ¿Qué ritmo tendría? Tal vez ahí encuentres la chispa creativa que necesitas.
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